Luego de casi dos años de pandemia mundial, terminó de instalarse el paradigma de las relaciones humanas a distancia, modificando así nuestros patrones de conducta. La virtualidad, como hecho digital, emergió reconfigurando nuestro sistema productivo, sin importar la antigüedad, el tamaño o formato de nuestros negocios. En 2021, en todo el mundo, desaparecieron cientos de empresas; otras miles mientras tanto, agonizan.Sin embargo, un sinfín de proyectos, que no tenían lugar en la antigua normalidad, se posicionan como las nuevas vedettes del intercambio económico gracias a su adaptación a la nueva realidad y a los altos niveles de persuasión virtual.